Padre celestial, vengo ante tu trono para interceder por Castilla y León, la región más extensa de España y con más bienes culturales nombrados Patrimonio de la Humanidad en el mundo. Gracias Padre por la belleza de la Catedral de Burgos, el Alcázar de Segovia, el Palacio de Vivero o la Cartuja de Miraflores. Gracias por la contribución a la cultura de Universidades como las de Salamanca o Valladolid y por el gran sentido del humor de los castellano-leoneses que saben disfrutar de sus carnes, su lechazo, sus cereales y sus excelentes caldos.
Sin embargo, Valladolid fue uno de los principales focos de la Inquisición, donde se llevó a la hoguera sin piedad a los españoles que aceptaron la Reforma Protestante, como muy bien describió Miguel Delives en su novela El Hereje. Esta oposición a la libertad de conciencia y a las Iglesias Evangélicas pervive aún hoy en muchos lugares de Castilla donde uno puede recorrer cientos de kilómetros sin encontrar ni una sola Iglesia Evangélica. Incluso, algunas capitales de provincia no han tenido una hasta hace poco tiempo. La necesidad del Evangelio en Castilla y León sigue siendo dramática. Pedimos por un cambio que transforme el temor que provocó la Inquisición por amor a la Biblia, y que devuelva a esta tierra la vida y la esperanza que se le arrebató con la espada. Clamamos por obreros que vayan y proclamen el amor que transforma el mundo. Oramos por salvación y un nuevo avivamiento que sople sobre los pueblos de Castilla y León.